jueves, 24 de octubre de 2013

SOLO HABRA QUE SENTARSE A ESPERAR A QUE SUCEDAN MAS ACCIDENTES ( PARTE 2 )


Por Diego Cabot.

Hace poco más de un año el ministro Florencio Randazzo se hizo cargo del sistema de transporte argentino. Pero hace una década que la política de ese sector la maneja el kirchnerismo. Hace un año se pusieron en marcha obras relegadas, después de nueve en los que lo único que se escuchaba eran quejas de los usuarios y risas cómplices de los funcionarios, empresarios y sindicalistas. ¿Pueden separarse los dos procesos? Definitivamente no. Una política errática y tardía acostumbró al país a tener una tragedia en las vías cada pocos meses.

Los ferrocarriles fueron uno de los baluartes del discurso oficial lleno de anuncios, pero carente de gestión.

Varias obras recién se pusieron en marcha después de que la tragedia de Once y sus 51 muertos estallara en la cara de funcionarios y empresarios del sector.

En lo que va del año, y según datos oficiales, el ramal que va desde Once hasta Moreno recibió $ 1292 millones, o lo que es lo mismo: $ 4,4 millones diarios. En cada uno de los 291 días transcurridos en 2013, los trenes metropolitanos necesitaron $ 13,7 millones de subsidios. Semejante cantidad de dinero nada tiene que ver con la mejora del servicio; ese cheque se va en gastos operativos.

Según informó el Gobierno, 65% de ese dinero se va en sueldos. Contratistas y energía se llevan 8,5% cada uno; materiales y prestadores de servicios, otro 8,5%; seguridad, 2,64%; seguros, 1,93%, y otros gastos, 5 por ciento. Nada es para mejorar la infraestructura, sólo para mantener vivo lo que existe.


OBRAS IMPOSTERGABLES.

Desde la tragedia de Once, en febrero de 2012, la vorágine por mostrar gestión ferroviaria no cesó. El decreto 1683 del 28 de diciembre de 2005 se llamó Programa de Obras, Trabajos Indispensables y Adquisición de Bienes Ferroviarios. El listado contenía varias obras que eran impostergables para el Sarmiento. Una era la renovación de vías; la otra, la instalación de un nuevo sistema de señalamiento que permitiera montar sobre él la tecnología capaz de detener el tren en forma remota ante una falla humana.

Sólo tres años después, las constructoras Iecsa y Comsa se adjudicaron, por la resolución 637 de 2008, la renovación y el mejoramiento de las vías del tramo Once-Moreno. Los trabajos debían terminarse en 12 meses a cambio de $ 184 millones. La obra empezó y se paralizó por la inflación. La cotización se quedó corta, el Gobierno no actualizó los precios y las vías no se cambiaron. Sólo la urgencia por tapar las lágrimas de la tragedia de Once obligó a la Casa Rosada a discutir los precios de nuevo. Hace pocas semanas concluyó el recambio y no son pocos los que ya se quejan de problemas estructurales en la infraestructura, producto, quizá, del apuro.

Mediante la resolución 930 del 6 de diciembre de 2006 se aprobaron los trabajos para cambiar el sistema de señalización del Sarmiento. De haberse terminado, se podría haber instalado el sistema de detención remota de formaciones que sí tiene el ramal eléctrico Roca, construido en los 80. Con eso, el convoy que ayer se subió al andén de Once podría haber sido detenido. Pero la obra no se hizo por el mismo motivo: jamás se actualizaron los precios. Y pese a que el Estado pagó 60 millones de pesos como adelanto de gastos, los trabajos se paralizaron. Randazzo, mediante el expediente S02:0007888/2012, revisó ese contrato. Según consta en el documento al que accedió LA NACION, se ejecutó sólo 3,9% del total de los trabajos. El ministro rescindió aquel viejo contrato y obligó a la adjudicataria, Siemens, a devolver el dinero. De ahí en más, el proyecto es un expediente.

Los mismos padecimientos inflacionarios tiene el plurianunciado soterramiento del Sarmiento. La inflación devastó el presupuesto y la tuneladora espera en Haedo que dinero fresco la ponga en marcha.

Pasó un día más desde aquel 14 de septiembre de 2011. Ese día, este cronista publicó lo siguiente en la edición de LA NACION: "Sólo es cuestión de sentarse a esperar a que los accidentes se sucedan. Sólo eso. El tiempo, las causalidades, los errores humanos o las fallas mecánicas pondrán el condimento que falta para desatar las tragedias ferroviarias y mostrar con palmaria crudeza el lamentable estado de la infraestructura ferroviaria".



FUENTE:
La Nación.
Por Diego Cabot.
Twitter: @diegocabot
19 y 20 de octubre de 2013.
Imágen: La formación Chapa 5 de la línea Sarmiento, que ayer chocó en la estación de Once. Foto: LA NACION / Silvana Colombo.

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