domingo, 30 de junio de 2013

CASTELAR, 13 DE JUNIO



7:40 los noticieros me cuentan que hubo un choque de trenes en Castelar...
8:33 Atrapo la primer imagen del siniestro...

De ahí en más, todo es un conglomerado de sensaciones... el "deber" de registrar lo que sucede se mezcla con las distintas emociones que la realidad me estampa en la retina y me golpea en el corazón.

Los gritos de los socorristas pidiendo más manos, más camillas, los vecinos que se ofrecen para ayudar, el desorden de las ambulancias intentando circular por una calle atestada de personas que deambulan, algunas lastimadas (pero en mejor estado que otros que están inmovilizados en camillas rígidas sobre las veredas), otras identificando o clasificando a quienes se encuentran en peor estado, las sirenas que confunden y aturden más todavía a una situación de por si confusa.

Lo que más recuerdo, lo que no voy a poder olvidar nunca son las sensaciones; lo que hice, donde estuve, que fotos hice, todo eso no lo recuerdo con la misma intensidad, para eso están las imágenes, ellas hablaran de la faena realizada.

De lo que ellas no hablan es de mí, de mi frenesí por querer captar todo y a la vez los detalles. Tampoco hablan de las lágrimas que brotaron luego de estrechar un abrazo con un familiar de las Víctimas de la Tragedia de Once, mucho menos de la bronca de revivir lo que nadie quiere pero se sabía que era posible.

Que hacia allí un familiar de la Tragedia de Once? Ni ella sabía por que había ido hasta allí, pero tuvo la necesidad de ir, como otros familiares que también me crucé. Y estando allí ayudaba... ayudaba a los heridos a comunicarse con sus familiares, a que pudieran transmitir ese mensaje que aliviara la angustia de la espera de quien necesita saber que "estoy bien, no pasa nada, quedate tranquila..."
Y en ese, momento la cámara dejo de ser, dejó de estar presente en el registro de la escena, porque yo también me vi envuelto en la tarea de asistir, aunque sea solo unos instantes, a quienes pudieran necesitar hacer ese llamado.

A 16 meses de la Tragedia de Once, a 15 meses de mi participación permanente siguiendo la evolución de esta causa, cada vez me cuesta más realizar esta tarea; con el transcurso del tiempo se establecieron vínculos, relaciones, nos reconocemos, hablamos, interactuamos, mucho mas allá del hecho fotográfico en sí.

Hoy, los Fotógrafos con Causa, conocemos a quienes nunca pudimos conocer en vida y compartimos con sus familias lo que jamás pudimos compartir con ellos. Desde este lugar, desde las sensaciones, desde el corazón, así voy a recordar esta cobertura.

Por Gustavo Gavotti  

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